EL GRITO

Gritos de tormenta estallan en mi cabeza, ríos ocultos en oscuras rutas, grietas que se abren como penas contenidas, y el olor-dolor de la muerte lenta, abanicando el cielo de las abejas, un sangriento polen que fertiliza el encierro, Sí, otra vez, las especiales especias del espesismo creciendo como malezas asesinas, enredándose en nuestros corazones, como grilletes en los tobillos de la liberación, Aprestos a volver, cien ríos de lava vienen bajando por los volcanes de mi soledad, y en mi bronca de rescoldo ardiente, se escurre tu sonrisa cómplice, tu estúpida destrucción nativa, En horas vacías de muerte y desconcierto caerán las sierras de savia sabia añeja, y se ahogara el desmonte de las utopías cuando caigan los diques de esta desolación.